Somos una funda de almohada y una colcha, pero nos llaman «ropa de cama», así, sin distinciones. Vamos juntas a todas partes y algo iría mal si nos separaran. Y por eso entendemos perfectamente lo que echa en falta nuestra dueña.
Resulta que sufre persecución política en su país de origen y tuvo que huir de allí. Nuestra dueña pudo llevarnos a nosotras con ella, pero su madre se quedó en su casa. Las dos están en contacto y hablan mucho, pero sólo por teléfono o a través de pantallas, a gran distancia.
Sin embargo, ahora ha quedado claro que, aunque en realidad no somos más que ropa de cama, podemos aliviar algo el problema. Nosotras no sabíamos que teníamos esa capacidad, pero al parecer le proporcionamos un confort especial a nuestra dueña e incluso creamos una especie de conexión con su madre. Por eso no se nos utiliza de la forma habitual, sino que simplemente se nos guarda con cuidado.
El motivo es que fuimos un regalo de boda de su madre, y por eso ahora damos la impresión de llevar algo de ella dentro de nosotras. Algo que está cerca, o que está aquí. No podemos describirlo mejor, pero seguiremos cumpliendo esta misión hasta que, esperemos, ya no sea necesario.
Soy un óleo del siglo XVII y muestro a María con el niño Jesús en una situación muy concreta: María sostiene a su hijo en brazos y lo amamanta. Hago hincapié en esto porque se trata de un tipo de cercanía especialmente íntima entre madre e hijo, y al mismo tiempo tan sencilla y natural.
Ya sólo por eso, también yo puedo entender muy bien lo difícil que es la situación de la que hablas.
Pero veo algo más, y tengo que decir que no se me había ocurrido pensar que las fundas de almohada y las colchas fueran capaces de algo semejante. Este tipo de cercanía que estáis creando me parece muy familiar por otra razón: no sólo porque yo muestro a dos personas que están cerca la una de la otra, sino también porque yo soy una mera imagen.
Porque en realidad, físicamente, María y el niño no están aquí en absoluto. Están lejos, en algún lugar, quién sabe dónde, si es que están. Sin embargo, están ahí de todos modos, y yo acerco a la madre y al hijo a quienes me miran. Es lo que hacemos siempre las imágenes. Se nos da muy bien. Pero me parece aún más extraordinario que vosotras dos, funda de almohada y colcha, hayáis creado algo muy parecido a vuestra manera.
¿Guardas alguna cosa como éstas? ¿Algo que asocies con un ser querido? ¿Y que también consigue crear ese tipo especial de cercanía?