Soy un cuaderno de ejercicios. Para el primer curso de primaria. Y mi asignatura es armenio. Muchos niños armenios han aprendido a leer y escribir conmigo. Por eso me hizo tanta ilusión que un día me empaquetaran y me enviaran a Alemania. No por el idioma, porque allí ni siquiera escriben con mis letras.
Me emocioné aún más cuando me desembalaron de nuevo: no fue un niño de primaria, sino una adolescente. Por un momento pensé que me habían entregado en la dirección equivocada, pero luego descubrí que ella ya hablaba armenio. Es verdad que nunca es tarde para aprender algo nuevo. Simplemente a mí no me resultaba familiar y por eso me sorprendió.
De modo que esta chica aprendió conmigo, y no como un niño de primaria, sino, cómo decirlo, como alguien que se interesa por otra cosa, muy conscientemente, como si obtuviera de ello algo más que el mero aprendizaje de la escritura. En realidad, ella no necesitaba ese tipo de letra para nada. Me leía a mí y pronto también se puso a leer libros de poesía armenia, y a copiar poemas para practicar. Sí, el mero hecho de que yo estuviera en su mesilla de noche parecía ser importante.
Al cabo de un tiempo, ya me he hecho una mejor composición de lugar. Ella se sentía alemana y armenia. Y mientras no hablara y escribiera armenio, sentía que le faltaba algo. Ahora ya se ha hecho mayor, y yo, cuando no estoy expuesto en un museo, sigo alojado en su mesilla de noche... y ella me sigue sacando de vez en cuando.
Soy un cartel. En realidad, sólo ofrezco una variopinta selección de muestras de vocabulario de un dialecto franco-mosellano, pero a menudo hago reír a la gente. Aunque no a todos. Algunos me miran estoicamente, otros me estudian con avidez, mientras que otros no se muestran especialmente interesados... Todo depende de quién me mire y, yo diría, de con qué se identifique la persona.
Puedo imaginarme lo emocionada que estaba la chica cuando llegaste por correo. Porque para ella eras una especie de llave. Sólo con tu ayuda pudo sentirse «completa» en cierto sentido, no sólo «completamente alemana», sino también «completamente armenia». Ella tenía la sensación de que hablar armenio no era suficiente. La lectura, la escritura y el alfabeto también formaban parte de la trama.
En cualquier caso, gracias. Me has demostrado que puedo hacer algo muy parecido a ti, aunque sólo sea un cartel. Cierto que no estoy a tu nivel: contigo se puede aprender un montón. Pero ambos podemos ayudar a la gente no sólo a encontrar sus palabras, sino también a encontrarse mutuamente de verdad, e incluso a encontrarse a sí mismos.
Y tú, ¿también te encuentras cuando oyes ciertas lenguas o dialectos? ¿O los lees? ¿O los escribes? ¿O los hablas?